En el colegio celebramos Pâques (Pascua) el viernes antes de Semana Santa y al comienzo de esta semana de vuelta de las vacaciones.
La tradición dicta que las campanas deben sonar cada día del año para invitar a los fieles a asistir a la misa. Pero en Francia pasa algo curioso estos días de Pascua. Desde el Jueves Santo al Sábado santo, las campanas dejan de tocar en señal de duelo. Hasta que no finaliza la vigilia pascual no tocan a Gloria para anunciar la alegría de la resurrección de Cristo, y el día de Pascua es un repique de campanas. Se dice que en el tiempo en el que están silenciosas aprovechan para ir a Roma para que las bendiga el Papa y a la vuelta vienen cargadas de huevos y chocolates de todo tipo para dar a los niños buenos, que dejan caer en todos los jardines de Francia. Cuando “les cloches sont passées” (las campanas han pasado) los niños corren al jardín en busca de los huevos escondidos. Si antes las campanas dejaban solo huevos, ahora dan chocolates de todo tipo: gallinas, conejos, monedas…Los huevos de Pascua llenan todas las panaderías, chocolaterías y tiendas de toda Francia y la búsqueda de estos huevos de chocolate de todos los colores y tamaños escondidos en cualquier rincón de la casa o del jardín es la principal actividad de esta fiesta para los niños. Además, al día siguiente es festivo por lo que es la ocasión perfecta para reunir a la familia e irse de picnic y comer todos juntos.